capitulo quince:
—Increíble. —Fulminó con la mirada al tipo—. Tu coche está intacto.
—¿Qué esperabas? Es una Chevy —respondió el chico con un acento del
bayou fingido, citando un insufrible anuncio de aquellas camionetas que
emitían cuando lali era pequeña. Era otra de esas cosas que la gente
decía y no significaban nada.
Él forzó una carcajada y examinó su cara. lali sabía que se ponía
colorada cuando estaba enfadada. Brooks la llamaba «el Fuego del Bayou».
—¿Que qué espero? —Se acercó al chico—. Espero poder meterme en
un coche sin que mi vida se vea amenazada. Espero que la gente que me
rodea en la carretera tenga una base sobre las normas de tráfico. Espero
que el tío que tengo pegado al culo no actúe de manera tan engreída.
Se dio cuenta de que había llevado el estallido demasiado cerca. Sus
cuerpos estaban a solo unos centímetros y tuvo que echar el cuello atrás, lo
que le dolió, para mirar aquellos ojos azules. Era poco más alto que lali
y ella medía un metro sesenta y cinco.
—Pero supongo que espero demasiado. Ni siquiera tienes seguro,
imbécil.
Todavía estaban muy pegados, únicamente porque lali había creído
que el chico retrocedería. No lo hizo. Su aliento le hacía cosquillas en la
frente. Él ladeo la cabeza, para observarla con más detenimiento,
estudiándola con más concentración de la que ponía ella cuando se
preparaba para un examen. Parpadeó unas cuantas veces y después, muy
despacio, sonrió.
A medida que la sonrisa se extendía por su cara, algo se iba agitando en
el interior de lali. Contra su voluntad, ansiaba devolverle el gesto. No
tenía sentido. El chico le sonreía como si fueran viejos amigos, como se
habrían reído Brooks y ella si uno de ellos le hubiera dado al coche del
otro. Pero lali y aquel chaval no se conocían de nada. Y aun así, para
cuando su amplia sonrisa dio paso a una suave risita íntima, las comisuras
de los labios de lali también se arquearon hacia arriba.
—¿Por qué sonríes? —Su intención era reprenderle, pero le salió como
una risa, lo que la sorprendió y luego la enfureció. Se dio la vuelta—. Da
igual. No hables. Mi monstruastra va a matarme.
—No ha sido culpa tuya. —El chico sonrió como si hubiera ganado el
Premio Nobel de los paletos—. No lo has provocado tú.
—Nadie provoca algo así —masculló.
-----------------------------------continuara-----------------------------
cambie el porte porqueen el libro sale 1.75 osea es mucho por eso 1.65
bue le gustara el chico o que?
-besos isi
-comenten
—Increíble. —Fulminó con la mirada al tipo—. Tu coche está intacto.
—¿Qué esperabas? Es una Chevy —respondió el chico con un acento del
bayou fingido, citando un insufrible anuncio de aquellas camionetas que
emitían cuando lali era pequeña. Era otra de esas cosas que la gente
decía y no significaban nada.
Él forzó una carcajada y examinó su cara. lali sabía que se ponía
colorada cuando estaba enfadada. Brooks la llamaba «el Fuego del Bayou».
—¿Que qué espero? —Se acercó al chico—. Espero poder meterme en
un coche sin que mi vida se vea amenazada. Espero que la gente que me
rodea en la carretera tenga una base sobre las normas de tráfico. Espero
que el tío que tengo pegado al culo no actúe de manera tan engreída.
Se dio cuenta de que había llevado el estallido demasiado cerca. Sus
cuerpos estaban a solo unos centímetros y tuvo que echar el cuello atrás, lo
que le dolió, para mirar aquellos ojos azules. Era poco más alto que lali
y ella medía un metro sesenta y cinco.
—Pero supongo que espero demasiado. Ni siquiera tienes seguro,
imbécil.
Todavía estaban muy pegados, únicamente porque lali había creído
que el chico retrocedería. No lo hizo. Su aliento le hacía cosquillas en la
frente. Él ladeo la cabeza, para observarla con más detenimiento,
estudiándola con más concentración de la que ponía ella cuando se
preparaba para un examen. Parpadeó unas cuantas veces y después, muy
despacio, sonrió.
A medida que la sonrisa se extendía por su cara, algo se iba agitando en
el interior de lali. Contra su voluntad, ansiaba devolverle el gesto. No
tenía sentido. El chico le sonreía como si fueran viejos amigos, como se
habrían reído Brooks y ella si uno de ellos le hubiera dado al coche del
otro. Pero lali y aquel chaval no se conocían de nada. Y aun así, para
cuando su amplia sonrisa dio paso a una suave risita íntima, las comisuras
de los labios de lali también se arquearon hacia arriba.
—¿Por qué sonríes? —Su intención era reprenderle, pero le salió como
una risa, lo que la sorprendió y luego la enfureció. Se dio la vuelta—. Da
igual. No hables. Mi monstruastra va a matarme.
—No ha sido culpa tuya. —El chico sonrió como si hubiera ganado el
Premio Nobel de los paletos—. No lo has provocado tú.
—Nadie provoca algo así —masculló.
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cambie el porte porqueen el libro sale 1.75 osea es mucho por eso 1.65
bue le gustara el chico o que?
-besos isi
-comenten
Si k esta enfadada,y con razon
ResponderEliminarquiere estar enojada pero le sonríe =D
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