martes, 9 de junio de 2015

capitulo diecinueve:

Pero aquello parecía distinto, estaba bañado en una horrible
sensación de definitivo. Cayó de rodillas y apoyó la frente en la barandilla.
Una lágrima resbaló por su mejilla. Sola, arriba, en las escaleras, lali
emitió un doloroso sollozo.
Por encima de ella sonó una explosión de cristales rotos. Se agachó y se
cubrió la cabeza. Al mirar entre los dedos, vio que el viento había
empujado una rama grande del roble del patio trasero hacia la ventana del
segundo piso. Una lluvia de cristales le cayó sobre la cabeza y el agua
comenzó a entrar por el agujero. La espalda del camisón de algodón de
lali estaba empapada.
—¡lali! —gritó su padre, que subió corriendo las escaleras.
Pero antes de que pudiera alcanzarla se oyó un extraño crujido en el
pasillo de abajo. Cuando su padre se daba la vuelta para localizarlo, lali
observó que la puerta del armario del calentador estallaba por las bisagras.
Una enorme masa de agua salió a chorro del interior del pequeño
armario. La puerta de madera giró hasta quedar de lado, como una balsa
que montara una ola. lali tardó unos instantes en darse cuenta de que el
depósito de agua se había partido por la mitad y su contenido estaba
convirtiendo el pasillo en una bañera gigante. Las tuberías silbaban por las
paredes y se retorcían como culebras mientras el agua salía a borbotones,
empapando la alfombra y salpicando el último escalón. La fuerza de la
fuga volcó las sillas de la cocina. Con una de ellas tropezó Diana, que
también se dirigía ya hacia lali.
—¡Solo va a empeorar! —le gritó Diana a su marido.
Apartó la silla de un empujón y se puso derecha. Cuando miró a lali,
una extraña expresión se dibujó en su rostro.
Su padre había recorrido la mitad de las escaleras. Su mirada oscilaba
entre su hija y el agua que salía del depósito a chorros, como si no supiera
qué atender primero. Cuando el agua empujó el armario roto hacia la mesa
de centro del salón, el estallido de cristales sobresaltó a lali. Su padre
le lanzó a Diana una mirada de odio que cruzó el espacio entre ellos como
un rayo.
—¡Te dije que deberíamos haber llamado a un fontanero de verdad en
vez de al idiota de tu hermano! —Señaló con la mano a lali, cuyo llanto
se había convertido en un gemido ronco—. Consuélala.
Pero Diana ya había adelantado a su marido en las escaleras. Cogió a
lali en brazos, le sacudió los cristales del pelo y la llevó de vuelta a su
 habitación, 
lejos de la ventana y el árbol invasor. Los pies de Diana dejaron
huellas sobre la alfombra empapada. Tenía la cara y la ropa mojadas. Sentó
a lali en la vieja cama con dosel y la agarró de los hombros
bruscamente; sus ojos reflejaban una salvaje intensidad.
lali se sorbió la nariz.
—Tengo miedo.
Diana miró a su hija como si no supiera quién era. Después echó la
palma de la mano hacia atrás y le dio una bofetada fuerte.
lali se quedó paralizada a mitad de un gemido, demasiado asombrada
para moverse o respirar. La casa entera pareció retumbar con la bofetada.
Diana se acercó, clavó la mirada en su hija y dijo con el tono más grave
que lali había oído nunca:
—No vuelvas a llorar jamás.
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perdón el colegio me consume :( en un rato subo el cap 20
-besos isi

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