jueves, 30 de abril de 2015

capitulo trece:
Cuando lali se paró en la señal de stop del cruce de la carretera vacía,
las hojas de un laurel se inclinaron en arco sobre el techo corredizo. Se
subió la manga de la rebeca verde del colegio y giró la muñeca derecha
unas cuantas veces, estudiando su antebrazo. La piel estaba tan pálida
como un pétalo de magnolia. El diámetro del brazo parecía haberse
reducido a la mitad del izquierdo. Era raro y lali se sentía avergonzada.
Después comenzó a avergonzarse de tener vergüenza. Estaba viva; su
madre no…
Unos neumáticos chirriaron detrás de ella. Una fuerte sacudida le hizo
separar los labios en un grito de sorpresa cuando Magda daba un bandazo
hacia delante. lali pisó el freno y el airbag se abrió como una medusa.
La fuerza de la áspera tela le irritó las mejillas y la nariz. Su cabeza chocó
contra el reposacabezas. Emitió un grito ahogado cuando la respiración se
le cortó y cada músculo de su cuerpo se contrajo. El estruendo del metal
aplastado hizo que la música del estéreo sonara inquietantemente nueva.
lali la escuchó unos instantes y oyó que la letra decía «no siempre es
justo» antes de darse cuenta de que habían chocado contra ella.
Abrió los ojos de repente y empujó la puerta, olvidándose de que tenía
puesto el cinturón. Cuando levantó el pie del freno, el coche avanzó de un
tirón. Apagó el motor de Magda. Agitó las manos debajo del airbag, que se
desinflaba. Estaba desesperada por liberarse.
Una sombra cayó sobre su cuerpo y le produjo una extraña sensación de
déjà vu. Alguien estaba fuera del coche, mirando hacia dentro.
Ella alzó la vista…
—Tú. —Suspiró involuntariamente.
No había visto antes a ese chico. Tenía la piel tan pálida como su brazo
desenyesado, pero sus ojos eran turquesa, como el océano de Miami, lo que
le recordó a Diana. Percibió la tristeza en lo más profundo de su ser, como
sombras en el mar. Tenía el pelo rubio, no demasiado corto, y un poco
ondulado en la parte superior. Se adivinaban bastantes músculos debajo de
su camisa blanca. Nariz recta, mandíbula cuadrada, labios carnosos… el
chaval se parecía a Paul Newman en la película preferida de Diana, Hud, el
más salvaje entre mil, salvo por la palidez.
—¡Podrías ayudarme! —se oyó gritar al desconocido.
Era el tío más bueno al que había gritado. Podría haber sido el tío más
bueno que había visto en su vida. Su exclamación lo sobresaltó, se acercó a
la puerta abierta y finalmente alcanzó con los dedos el cinturón de
 seguridad.
-------------------continuara-----------------------------------------
¿sera peter? descubran lo en elcsiguiente capitulo....
isi: y..corte..queda...esta re bueno ese peter le doy todo el dia.

3 comentarios: